Los motores de gas utilizados en aplicaciones industriales son únicos; funcionan de forma regular bajo cargas constantemente altas, sometidos a altas temperaturas y durante largos periodos de tiempo, a menudo en ubicaciones inaccesibles y con una supervisión mínima.
Las altas cargas y las temperaturas presentes en los motores promueven la oxidación, haciendo imprescindible la utilización de aceites con una mayor estabilidad a la oxidación.
Los motores de gas son más propensos al desgaste de las válvulas y de sus asientos. Esto se debe a la naturaleza seca y limpia de la combustión dentro del motor y a la carencia de hollín o compuestos de plomo que normalmente lubrican las válvulas.
Por esta razón, el nivel de cenizas sulfatadas es mucho más crítico que en motores de gasolina o diésel. Los altos niveles de depósitos de cenizas pueden causar un encendido prematuro. La presencia de suciedad en las bujías podría provocar encendidos defectuosos, válvulas quemadas, etc.
Sin embargo, la formación de cenizas también puede ser beneficiosa. Una capa de sales metálicas sobre la superficie de la válvula puede proporcionar protección contra la exposición directa a elementos dañinos en el gas combustible y contra las altas temperaturas y corrosión en caliente. También puede lubricar el asiento de las válvulas y reducir el retroceso de las mismas.
Generalmente, es recomendable utilizar un aceite con bajo contenido en cenizas, especialmente cuando el motor correspondiente está funcionando con gas natural o biogás no agresivo.
Cuando funcionan con gas natural, los aceites para motores no requieren el mismo nivel de detergencia que los motores diésel o gasolina. Sin embargo, si se requiere utilizar aceites con un nivel mayor de detergencia (TBN mayor), entendida como reserva alcalina, cuando se utiliza biogás, especialmente de gas de vertedero.
Un aspecto que cada vez tiene mayor importancia es el relacionado con las emisiones a la atmósfera. Esto ha obligado a algunos fabricantes de motores de gas a la utilización de catalizadores para la eliminación y control de las emisiones. La utilización de catalizadores limita el contenido y composición de los aditivos que debe llevar el lubricante en su formulación.