La degradación de las grasas lubricantes

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Es difícil imaginar una máquina o motor funcionando sin grasa, ya que la mayoría de las operaciones de máquinas y motores requieren de una grasa lubricante para trabajar en buenas condiciones.

Sin embargo, hay que vigilar el estado de la grasa para prevenir su degradación durante la vida útil de las máquinas y motores y evitar así, que paren cuando estén operando.

El endurecimiento de la grasa por ejemplo, suele ser una señal evidente de que la grasa ha perdido parte del aceite de su composición por trabajo mecánico o altas revoluciones. Y una pérdida de consistencia puede indicar degradación por exceso de temperatura o mezcla con grasa incompatible.

Es importante también inspeccionar la grasa durante las operaciones de mantenimiento para comprobar que no está contaminada por agentes externos como el agua, el polvo o metales de desgaste.

Las grasas lubricantes se degradan también con la temperatura, la presión y carga durante las condiciones de trabajo.

Establecer adecuadamente las frecuencias de reengrase de una grasa lubricante es clave para evitar la degradación de las grasas y en consecuencia el fallo de las máquinas y motores en operación.

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