La utilización de los motores de combustión interna alimentados con gas para la generación combinada de energía térmica y eléctrica (CHP) ha aumentado en los últimos años.
Estos motores funcionan de forma regular bajo cargas constantemente altas, sometidos a altas temperaturas y durante largos periodos de tiempo, a menudo en ubicaciones inaccesibles con una supervisión mínima. Por ello, se necesita un alto grado de fiabilidad y calidad en lo que a las prestaciones del motor y el aceite se refiere.
Las funciones principales que realiza el aceite utilizado en un motor de gas son las siguientes:
Control de la oxidación y de la nitración. Las temperaturas más altas experimentadas por los motores de gas promueven la formación de óxidos de nitrógeno. Esto causa un aumento de la viscosidad, desgaste corrosivo, formación de fangos y barnices y un bloqueo del filtro. Los aceites necesitan una base con un alto nivel de estabilidad a la oxidación, combinado con productos químicos (aditivos) que optimicen su resistencia a la oxidación y la nitración.
Reducción de la fricción y el desgaste. El retroceso de las válvulas constituye generalmente un problema en los motores de gas, por lo que el aceite debe proporcionar un nivel adecuado de protección a las válvulas. Los biogases y particularmente los de vertedero, pueden contener cantidades importantes de elementos agresivos que pueden causar desgaste corrosivo y abrasivo.
Prevención de la corrosión y del óxido. Especialmente cuando el motor funciona con gas de vertedero, gas obtenido de aguas fecales u otros gases más corrosivos, estos pueden contener altos niveles de hidrocarburos halogenados, ácidos orgánicos y compuestos sulfúricos que pueden formar ácidos fuertes y provocar corrosión. Es importante no solo utilizar aceites con un TBN mayor, sino aceites con la composición química correcta para neutralizar los diferentes tipos de especies ácidas.
Limpieza del motor. El aceite de los motores de gas debería contener unos niveles de dispersantes adecuados para mantener la suciedad y los productos de la oxidación en suspensión y para impedir la adherencia de los aros, la formación de depósitos en el motor, especialmente cuando se utilicen gases “húmedos” o “agrios”.